LA FE
La fe no es una cosa obligada. El mismo Jesucristo nunca obligó a nadie. El dio testimonio de la Verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza). Ahora bien, la fe es una necesidad, pues Dios puso en el ser humano el anhelo por la verdad. Y Dios es la Verdad misma.Dios se da a conocer a los seres humanos, nosotros sus criaturas, y nos invita a una comunicación con El. La respuesta adecuada a esa invitación de amistad, de amor, es la Fe. Es así como, por medio de la Fe nosotros reconocemos a Dios que se nos ha revelado. En realidad creemos, no porque todo lo podamos comprender con nuestra “limitadísima” capacidad de razonamiento o lo podamos comprobar con nuestros “limitadísimos” recursos, sino que creemos porque quien nos revela la Verdad es Dios y su autoridad es tal que no puede engañarse ni engañarnos. Sin embargo, para que sepamos que nuestra fe no es contraria a la razón, Dios ha querido darnos algunas pruebas exteriores de lo que nos ha revelado. Tal es el caso de los milagros de Cristo y de los que ha hecho a través de los Santos. Esas y muchas otras pruebas demuestran que nuestra fe no es irracional. Nuestra fe -es cierto- pueda que esté por encima de la razón, pero nunca es contraria a la razón. Nuestra Fe nunca será irracional.
Nunca, en efecto, podrá haber desacuerdo entre la Fe y la razón. Lo verdadero nunca podrá contradecir lo que también es verdadero. De allí que la investigación en cualquier disciplina, si se hace en honestidad, científicamente, nunca podrá estar en contradicción con la Fe, porque las realidades materiales y las de la Fe tienen el mismo origen: Dios.
La Fe es un regalo de Dios y es también un acto humano. Sólo es posible creer por la gracia divina, que se manifiesta sobre todo en las inspiraciones que nos vienen de Dios mismo, del Espíritu Santo. Pero esas inspiraciones tienen que ser secundadas por un acto de cada persona, por medio del cual esa persona decide creer. Es así como, en libertad, el ser humano pone su confianza en Dios y “cree” en las verdades que El nos ha revelado.
La Fe también requiere humildad, la humildad del ciego que le pidió a Jesús: “Que yo vea, Señor” La Fe que requiere comprobaciones es como la de ese otro Tomás, Santo Tomás Apóstol, quien para creer dijo que necesitaría ver y meter sus dedos en las marcas que los clavos habían dejado en las manos de Jesús resucitado y también tocar la herida de su costado, a lo que el Señor respondió mostrándole y dejándole tocar lo requerido, pero con un fuerte reclamo: “No seas incrédulo, sino hombre de fe ... Tú crees porque has visto. Felices los que creen sin haber visto”
Sin embargo, muchas verdades de Fe sí son comprobables. Otras, como los misterios, realmente no lo son, porque están muy por encima de nuestra capacidad de razonamiento, pero nunca son contrarias a la razón. Como hemos dicho, son verdades supra-racionales, mas no irracionales.
, Viéndolo bien, ¿no creemos nosotros muchas cosas por fe meramente humana y sin necesidad de comprobaciones ni de mucho razonamiento? ¿Qué diríamos de una persona que se negara a creer que tuvo un abuelo o un bisabuelo porque no lo conoció? Si creemos en nuestros antepasados y en muchas otras cosas más que nos son comunicadas por seres humanos que pueden errar, ¿cómo no vamos a creer en las cosas que Dios, que no puede equivocarse, nos ha comunicado a través de su Palabra contenida en la Biblia y a través de su Iglesia, a la cual -por cierto-, para comunicar a la humanidad las verdades de Fe, le dio también el poder de no equivocarse?
Hay verdades que son evidentes, hay otras a las que llegamos por razonamientos, hay otras que conocemos por nuestros sentidos, hay otras que nos son comunicadas por seres humanos. Y hay otras, en fin, que nos son comunicadas por Dios y/o por su Iglesia. Estas verdades divinas no son todas tan evidentes y requieren un acto de nuestra voluntad. Es decir que, para creer hay que querer creer. ¿Creemos?
Y no podemos olvidar, , que la Fe es necesaria, es necesaria para nuestra salvación. Jesús mismo lo afirma: “El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará” (Mc. 16, 16).
Orar es ... Hablar con Dios, y ... para hablar con Dios es necesario que creas que Él es y que está para SALVAR a los que le buscan. En otras palabras ... Tienes que tener Fe en el Dios de amor. "Sin fe es imposible agradar a Dios ..." (Hebreos 11:6)
Nuestra Fe es probada cuando hablamos con Dios, porque, estamos dirigiéndonos a alguien a quien nuestros ojos físicos no ven. Locura ... para el incrédulo, pero, para el creyente, es una necesidad y un deleite. Tú no ves al viento con tus ojos, pero sabes que existe porque lo sientes, ¿verdad? Lo mismo es con Dios, no lo vemos, pero, porque creemos en Él, lo sentimos. "Fe es ... la convicción de lo que no se ve." (Hebreos 11:1)
Solo podemos establecer esa relación de amistad con Dios a través de Jesucristo, quien tomó nuestro lugar en la cruz para que pudiéramos tener paz con Dios.("Nadie viene al Padre ... sino por mí." Juan 14:6) Por eso, oramos al Padre en el nombre de Jesús. Y como no sabemos pedir como conviene, necesitamos la asistencia del Espíritu Santo, quien nos ayuda en nuestra debilidad intercediendo por nosotros conforme a la voluntad de Dios.
Hermanos, pidamos al Señor que nos aumente la Fe, para que puédamos cada día alabarlo y adorarlo y que nuestros actos sean siempre gratos a sus ojos, y que de la mano de la Virgen, Madre de Dios, caminemos cada día al encuentro del Señor Amén.
jueves, 2 de septiembre de 2010
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¡Excelente artículo! Lástima que nadie lo comenta.
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