sábado, 12 de enero de 2013

EL BAUTISMO DEL SEÑOR
Juan es el gran Profeta que allana el camino del Señor, lo bautiza, recordándole que es indigno de hacerlo, lo muestra a sus discípulos, diciéndoles: ese es el cordero de Dios, se reconoce a si mismo indigno de desatarle las correas de las sandalias, es la voz que grita en el desierto que, denuncia los pecados del pueblo y llama a la conversión, que se arrepientan y se vuelvan al único Dios, al Dios verdadero, al Dios de Israel, mediante el rito del bautismo
, Juan no concentra la atención sobre su propia persona, no se hace a sí mismo centro de su mensaje. Al contrario, desvía la mirada hacia “otro” más grande, más poderoso, más digno. Su llamada a la conversión y a la purificación moral y religiosa no tiene el carácter de una meta final, sino de una preparación, de un tránsito hacia algo mayor, hacia el verdadero Mesías, a punto de llegar. La grandeza de Juan, que Jesús proclamará con énfasis, no está sólo en haberle señalado finalmente como el verdadero Mesías, sino también en no haberse “aprovechado” de la expectación despertada en torno a él para colocarse en el centro, ocupando el lugar de Cristo.
Verdadera mente, Juan debe ser para nosotros: seguidores de Dios, creyentes, agentes pastorales, pastores, laicos comprometidos, fieles, en una palabra todos, un ejemplo a seguir, despojándonos del yo, no ser el centro de atención, sino vivir y proclamar que todo honor y toda gloria es de Jesucristo, el Señor. Que difícil es para nosotros, indignos y pecadores, poder abajarnos, humillarnos, desaparecer, para verdaderamente anunciar la Palabra de Jesús, y no la nuestra, resaltar su persona y no la nuestra.
Es en esta capacidad de “descentrarse” en la que descubrimos la vocación del verdadero profeta y, en general, del verdadero maestro espiritual, de todo aquel que, de un modo u otro, ejerce un cierto liderazgo religioso. Juan el Bautista debe ser un espejo de todo el que se dedica, en el sentido que sea, a la actividad religiosa:
Este Domingo, la Iglesia festeja el Bautismo del Señor, dos personajes se encuentran uno profético, el otro Divino. Jesús que pide el Bautismo, Él sin pecado se une a los pecadores. Jesús no era culpable de ningún pecado, no tenía de qué arrepentirse; pero jamás hizo de ese hecho un motivo de orgullo y, mucho menos, de desprecio hacia los demás. Jesús sí que fue, desde su mismo nacimiento, víctima del pecado, y lo sería hasta su misma muerte. Pero el estar libre de culpa no le impidió la solidaridad con los pecadores del pueblo. Decide por obediencia y Amor al Padre, cargar con nuestros pecados, para redimirnos de ellos y así acercarnos a Dios Padre, para reconciliarnos con Él.
El Señor con su bautismo, dignifica el bautismo, Sacramento de la iniciación cristiana. Un Sacramento es un rito visible, que esconde la Gracia invisible de Dios.
Lucas dice que todo el pueblo se hizo bautizar, si el pueblo, que deseaba un cambio, no los sumo sacerdotes, no los Maestros de la Ley, no los terratenientes, no los que pertenecían a las clase pudientes8 saduceos y fariseos), ellos no se reconocían pecadores, estaban por encima de los demás, no necesitaban convertirse, ni acercarse a Dios, pues Dios les pertenecía, era únicamente suyo, que vergüenza y que equivocados estaban, también hoy hay quienes se escandalizan si les hablamos de arrepentirse de los pecados. Todos somos pecadores, pero estamos llamados a la salvación por el Amor de Dios. Dios Padre nos ama y nos envía a su hijo para salvarnos. Jesús nos ama y ofrece su vida por amor a nosotros y nos pide únicamente que amemos a Dios con todo nuestro corazón y al prójimo como el nos amó, con ese amor sin egoísmo, sin esperar nada a cambio, el amor es eso, buscar hacer feliz al otro. Es solo el Amor capaz de hacer cambiar al mundo. Que seamos capaces de amarnos como el Señor nos amo, para crear una sociedad más justa, más solidaria, más fraterna, una sociedad al estilo del Señor. Que el Espirita del Señor los iluminen y que su Amor los guie y guie a vuestra familia. QUE EL ROSTRO DE DIOS LOS ILUMINE Y BRILLE SOBRE USTEDES. FELIZ BAUTISMO DEL SEÑOR







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