domingo, 15 de julio de 2012
EL ENVIO DE LOS PRIMEROS MISIONEROS
En el Evangelio de este Domingo, el Señor a escogido a los doce, y luego de un tiempo de estar con ÉL, formándose, los envía, a predicar, no es un envío a anunciar la Buena Nueva, es más bien una práctica, para lo que les espera luego. Hay que tener en cuenta las recomendaciones que les hace el Señor, ellos son los primeros misioneros, de lo que luego será la Iglesia Cristiana. Este jueves el Evangelio habla del envío del Señor, pero hace hincapiés en la gratuidad: “Lo que han recibido gratis, denlo gratis”
La riqueza debe estar ausente de la misión: primero por¬que su eficacia depende sólo de Dios y de la libre aceptación del mensaje por los hombres: no será el derroche de medios económicos lo que haga eficaz el anuncio del evangelio. Les deberá bastar con lo más imprescindible: un bastón y el cal¬zado necesario para caminar. Y, además, los signos externos de riqueza («dos túnicas») son incompatibles con la misión de quienes se han de presentar como seguidores de quien anuncia libertad, justicia e igualdad para toda la humanidad.
También, es importante resaltar, la esperanza del Señor en la solidaridad humana: Cuando en algún sitio os alojéis en una casa, quedaos hasta que os vayáis del lugar. La gratuidad del mensaje y la fraternidad del que lo recibe.
Les ordenó que no cogiesen nada para el camino, excepto sólo un bastón: ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; «calzaos sandalias, pero no os pon¬gáis dos túnicas».
Los Discípulos Misioneros tienen instrucciones precisas sobre el modo como deben comportarse: no deben llevar provisiones, tampoco una alforja, , para guardar lo que pudieran recibir por el camino; ni dinero, que les daría la seguridad de no quedarse desprovistos en caso de no recibir nada. Por una parte, el despego del dinero permite la libertad; por otra, la confianza en los hombres es la tra¬ducción en la conducta del mensaje de la fraternidad.
Jesús los envía, pues, para que, con su modo de proceder, den un tes¬timonio de igualdad entre los hombres (de dos en dos); al mismo tiempo, la carencia de provisiones y dinero debe mostrar a todos que esperan solidaridad humana y que confían en la gente; pero que no van a apro¬vecharse de la solidaridad ajena, pues no van a pedir limosna ni a acep¬tar nada para guardarlo ; no van a presentarse como mendigos, sino con plena dignidad. Pero, al ser dependientes de la buena voluntad de los demás, se elimina toda posible pretensión de superioridad.
El Señor sabe lo que les espera a sus elegidos, a los que le sigan y le sirvan, a los que se jueguen por Él. Los envía de dos en dos. La compañía es apoyo, fuerza y motivación para cumplir mejor con la misión y para resistir a las dificultades. La tarea que van a realizar es una tarea liberadora pero, ¿están capacitados para hacerla? Al final del texto se nos dice cómo los discípulos expulsaron muchos demonios y curaron muchos enfermos. De esta forma los Doce van adquiriendo autonomía y confianza en sí mismos.
También, hoy el Señor nos llama y nos envía, si a ti, a mi, a todos, nos llama y nos envía a Anunciar la Buena Nueva. Desde dentro de nuestra familia, el trabajo, estudio, barrio, comunidad, desde el ámbito en que nos movamos, ser la Luz de Cristo, comenzando por nuestro hogar que debe ser una pequeña Iglesia doméstica, el llamado es para todos y es hoy, ahora ya, Jesús espera tu repuesta, desea que tú seas Iglesia, que creas y lo sigas, que lo Anuncies a los demás.
Esta en nosotros y en nuestra comunidad a que Dios Anunciamos. Acá en Charqueada, desde una comunidad pequeña, humilde, alejada, anunciamos a un Dios Vivo, Resucitado, Un Dios dador de Vida Y POR ESO TE DIGO JESUS TE AMA.
QUE TENGAN UN HERMOSO DIA DEL SEÑOR
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