viernes, 27 de mayo de 2011

RETIRO DIOCESANO DEL CLERO
En estos días tuvo lugar en el Lago Merín el Retiro anual del Clero Diocesano, Sacerdotes y Diáconos de los Departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres, acompañados por nuestro Obispo Monseñor Heriberto y por el Emérito Monseñor Roberto y el P. Rafael que vino desde Chile a dirigir el Retiro.

Fue un encuentro fraterno, con la alegría de encontrarnos. Fueron días de meditaciones profundas, Oración, de encuentro permanente frente al Santísimo expuesto. Largas caminatas rumiando lo que había sido tema de la meditación de ese momento. Un encuentro personal con el Señor Resucitado, quien nos acompaña, como a los Discípulos de Emaús, y muchas veces no lo reconocemos, pero que va con nosotros, guía nuestra vida, y nos fortalece en nuestro Ministerio. También me sirvió el Retiro para, en los momentos de meditación, encontrar repuesta a alguna inquietud pastoral, lo que yo llamo alguna materia pendiente como ser: consolidar grupo de jóvenes y formar catequesis familiar.
El Expositor, lo hizo en un lenguaje, sencillo, ameno, en ningún momento fue cansador, y fue seguido por todos con mucha atención, respecto e interés.
Se comenzaba el día con rezo de Laúdes y finalizaba con Vísperas y Eucaristía.
Agradezco a todas las Comunidades que nos tuvieron presente durante este tiempo en sus oraciones, siempre debemos orar por los demás y algo que nos decía el P. Rafael era poner nombres, nombrarlos, recordar esos nombres.
Vivimos en un tiempo de incertidumbre, talvez porque ha flaqueado la Oración, pero no debemos perder la esperanza, en el Señor, el cual llegó, se donó a si mismo, para nuestra reconciliación con el Padre. Esa debe ser nuestra gran esperanza el AMOR DE JESUS. No estamos solos, El está con nosotros. Y cuando creemos que todo se derrumba a nuestro lado, aún nos queda un recurso, la Madre de Dios, nuestra Madre, la Virgen, para que interceda por nosotros ante su Amado Hijo. El que nos Ama, que está con nosotros y que un día va a venir a buscarnos para llevarnos y que donde El esté estemos nosotros. Por eso debemos tener siempre a Jesús en el centro de nuestra vida , en nuestro corazón., QUE EL SEÑOR LOS GUIE, PROTEJA, APARTE DE LAS TENTACIONES Y LOS BENDIGA

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