ADORACION DEL SANTISIMO SACRAMENTO
La celebración y adoración de la Eucaristía nos permiten acercarnos al amor de Dios y adherirnos personalmente a él hasta unirnos con el Señor amado. El ofrecimiento de nuestra vida, la comunión con toda la comunidad de los creyentes y la solidaridad con cada hombre, son aspectos imprescindibles de la logiké latreía, del culto espiritual, santo y agradable a Dios (cf. Rm 12,1) en el que toda nuestra realidad humana concreta se transforma para su gloria. (De SACRAMENTUM CARITATIS del Santo Padre BENEDICTO XVI)
VISITA A JESÚS SACRAMENTAD
Puesto que Cristo mismo está presente en el sacramento del Altar es preciso honrarlo con culto de adoración. "La visita al Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo, nuestro Señor"
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres,
estás de día y de noche en este Sacramento
lleno de piedad y de amor,
llamando y recibiendo a todos los que vienen a Tí:
Creo que estás presente en el Pan Consagrado
oculto en este humilde Sagrario.
Te adoro desde el abismo de mi nada
y te doy gracias por todo lo que Tú me has dado;
te doy gracias de un modo especial,
por haberte dado Tú mismo a mí en este Sacramento;
te doy gracias por haberme dado por Madre
espiritual a tu propia Madre;
- Te doy gracias por haberme llamado a tu Presencia
para estar ahora aquí, junto a Tí.
Adoro tu Divino Corazón;
De quien proceden tus amorosos dones;
y desde aquí quiero adorarte en tu presencia
Eucarística, que envuelve toda la tierra.
Jesús mío, te amo de todo corazón;
Me arrepiento de haberte ofendido.
Prometo serte fiel en adelante;
Y... miserable como soy
Me consagro todo a Tí:
Te entrego mi voluntad, mis afectos,
mis pensamientos, y todas mis cosas;
Haz lo que quieras de mí y de todo lo mío;
Sólo te pido y deseo tu infinito amor,
y tu ayuda para cumplir siempre la voluntad de Dios
y perseverar así hasta el final de mi vida
Amado Salvador mío, uno mi corazón a tu Corazón,
y así reunidos los ofrezco al Eterno Padre,
en amorosa oblación y entrega total. Amén.
San Alfonso María de Ligorio
Vale la pena evaluarnos como estoy viviendo mi fe y sobre todo como le estoy respondiendo al Señor, ¿vivo mi espiritualidad, aislado, encerrado en mi mismo, o comparto, este Tesoro, que es el encuentro con el Señor Resucitado. Siento y vivo mi pertenencia a la Iglesia del Señor, soy parte de la Comunidad de mi Parroquia, me involucro, o espero que otros lo hagan?
¿Invito, motivo, acompaño( a los de adentro, a los de afuera y a los heridos del camino). Visito el Santísimo, para dialogar (de tu a tu, con Jesús), para pedirle por distintas intenciones, contarle mis miedos, mis dudas, mis logros, mis deseos? ¿Creo realmente que el Señor está presente en el Sagrario?
No se, tu, pero yo siento un gozo y una paz cuando estoy ante el Señor Sacramentado. Mi opción de vida es Jesús. A Él, anuncio, en Él vivo.
jueves, 1 de julio de 2010
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